domingo, 26 de julio de 2009

Conquistas sociales

En épocas de Gengis Kan, luego de que los mongoles vencieran a los chinos, lo habitual en la época era la eliminación del bando perdedor. Entonces intervino uno de sus ayudantes y le sugiere al jefe mongol la posibilidad de hacer trabajar a los chinos en su beneficio en lugar de matarlos. Ello condujo a una gran mejora social; la esclavitud, en lugar de la muerte. Con el tiempo, se logra otra conquista social importante: la libertad, en lugar de la esclavitud forzada.

En nuestras épocas, hasta hace poco existió algo similar a la esclavitud forzada, tal el caso de los países comunistas. Entonces aparecieron algunos marxistas brillantes que vieron que a los hombres se les podía dar libertad, para que produjeran y crecieran libremente, pero que aportaran impuestos en proporción a sus ganancias. Habían redescubierto la economía de mercado, aunque mantenían el poder estatal y los beneficios de la clase privilegiada.

Permitieron así que muchos millones de personas comenzaran a adaptarse a una nueva forma de vida, que por cierto no fue una adaptación fácil. Tanto en Rusia como en China se notaron los cambios, especialmente en este último caso, ya que la capacidad laboral de los chinos podrá ahora manifestarse logrando resultados antes inimaginados.

La China actual es un gobierno comunista con economía de mercado, es decir, sigue teniendo el nombre de comunista, en el sentido de que mantiene los beneficios de la clase dominante, pero en la propia constitución se aprobó la existencia de la propiedad privada por un mayoritario 99 % de votos en el parlamento chino. De esta forma, los comunistas cumplen con sus deseos de poder, pero dejan vivir en libertad a las clases dominadas. Todo un progreso social en estas épocas.


Y LA BURGUESÍA NO SE MUERE….

Si bien el título del presente escrito es sólo una frase fuera de contexto, es una muestra de la prédica cotidiana que el televidente recibe de ideólogos marxistas. Este es el caso del filósofo José Pablo Feinmann quien utiliza nada menos que un canal televisivo del Ministerio de Educación (Encuentro) para instigar a la división y al odio entre sectores. La frase anterior fue pronunciada por tal personaje.

A cada tanto afirma que lo que tiene la burguesía se lo ha sacado a los pobres, descartando la posibilidad de que algunos trabajen arduamente y otros no lo hagan. De ahí que, según la versión marxista de la realidad, debe existir una “justa venganza” desde el proletariado hacia la burguesía hasta que se produzca la “triunfal llegada del socialismo”.

Gran parte de la población contempla a diario, con indignación, cómo son asesinadas personas comunes por parte de los marginados por el odio. Justamente, la prédica marxista, en lugar de promover la mejora individual, alienta el odio buscando culpables exteriores, e inocentes, a los distintos problemas individuales y familiares.

Una persona que transita por el camino de la delincuencia, sufre la peor marginación posible, porque el resto de la población le temerá como si se tratase de una bestia peligrosa, y su reinserción social será muy dificultosa. Sin embargo, desde el propio Ministerio de Educación se promueve ese tipo de marginación aunque se diga a cada rato que el marginador es la persona decente y trabajadora.

Mientras que los nazis repetían miles de veces que la culpa de todos los males estaba en los judíos, hasta que ocurrió la barbarie por todos conocida, los marxistas repiten miles de veces que la culpa de todos los males está en la burguesía, que ahora está materializada principalmente en el empresariado. De ahí que no es de extrañar que esa prédica haya producido aún más víctimas que las ocasionadas por el nazismo. Y es la prédica que favorece actualmente la violencia urbana.

Mientras que en otras épocas había jóvenes que preferían trabajar en vez de estudiar, en la actualidad se prohíbe el trabajo de los menores principalmente para “no ser explotados laboralmente”. Este tipo de marginación adicional hace que unos 800.000 adolescentes de todo el país no trabajen ni estudien, y se ubican a un paso de la delincuencia. Como se supone que es la “burguesía y el sistema capitalista” el culpable de toda violencia, se exime de culpa a todo delincuente y de ahí el apoyo adicional a la violencia urbana.

Incluso en televisión vemos algunos marxistas disfrazados de cristianos, como es el caso del “sacerdote” Vicente Reale, que alaba a los gobiernos izquierdistas de Sudamérica por lograr “la identidad” de la región. Posiblemente esté satisfecho con los 6.700 millones de dólares que Hugo Chávez gastó en armamentos y con la escalada militar que parece avecinarse por estos países. Si tuviera un poco de dignidad sacerdotal, tendría en cuenta los 8.000 curas y monjas asesinados por los marxistas (republicanos) durante la Guerra Civil española.

Mientras que se reclama, desde la sociedad, una mejora a partir de la educación, a uno le queda la duda de la posible influencia que ha de tener un maestro en cuanto la propia Presidente considera a Eva Perón, Maradona y el Che Guevara como los personajes representativos de la Argentina; como “héroes nacionales”. De ahí que, si un adolescente lee acerca de la vida del Che Guevara, no sería nada extraño que adquiriera un arma y se pusiera a matar “burgueses”, quizá así algún día llegará a los 200 asesinatos, como fue el caso de su “ídolo”, y en el futuro podrá ser admirado en todo el mundo.

Así como el judío siempre ha temido a los nazis, por cuanto ha sido por ellos agredido en forma psicológica y material, el cristiano siempre ha temido al marxista (o debe temerle si no lo advirtió), por cuanto siempre ha sido por él agredido en forma psicológica y material.

Los ideólogos marxistas son el primer eslabón de la cadena de la violencia, como la ocurrida en la década de los setenta. Si se atribuye al egoísmo empresarial la “explotación del trabajador”, debemos también atribuir a la maldad del marxista tratar de usarlos y marginarlos de la sociedad llenando sus mentes y sus corazones de odio e instigándolos a la violencia.

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